TODOS SOÑAMOS
con despertar como en este, a la postre, último mini sueño.
-¿Dónde vas?- me preguntó medio dormida
entre las sábanas.
-Al cuarto de baño, respondí. Abriré la
ducha, me meteré en la bañara y mientras el maldito mejunje de agua con jabón
destroza la dicha arrancando tus huellas de mi cuerpo, me preguntaré cómo es
posible que una mujer de tu talla, más alta que el zenit de la verdad absoluta
de un universo infinito; más hermosa y bella que la primera flor que el ser
humano contempló asombrado en el principio de los tiempos; más inteligente que
aquellos denominados lúcidos y adelantados en su campo y en la época; más pura
que el reflejo de la propia naturaleza; en resumen, perfecta, sin necesidad de
una excepción que te confirme como tal, comparte cama con un hombre tan simple
como el hombre que contempló esa primera flor y a partir de ese instante,
cerraré la ducha y dedicaré mi vida y mi alma a realizar lo denominado
imposible para que tú jamás te lo preguntes.
-Espera…Te daré una toalla limpia y hay
un cepillo de dientes nuevo en el cajón de la izquierda de mi pecho.
Precioso despertar a una duermevela pensativa, a una humedad de los sentidos,todos hacia la misma dirección...
ResponderEliminarLa suya, ahí donde reposa adormilada junto al cajón de su corazón.
Un beso.
Hermosas palabras las tuyas, Marinel... hermosas palabras.
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