domingo, 22 de septiembre de 2013

CACHIVACHES


Poco importa el palaciego de las flores y el casco.
Poco importa el zalamero estudiante imaginario.
Menos aún el celoso picapleitos que en un mal movimiento me ganó la partida.
Poco importo yo que voy detrás de todos y cada uno de ellos.

Lo único que  importa es que la quiero y sé, como dicen los mayores, que después del último… soy el primero.


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A veces y sé bien el porqué
mis ojos cristalizan el roció y el parpadeo ipso facto se detiene.
La ausencia que yo sufro aparece implacable en las esquelas y las migas de cera se van consumiendo.
Demasiados intentos para un sólo cuerpo.

Prosélito a la melancolía fiel.
De los confines al centro, temeroso de ver.
De cejas a fuera, el sol.
Demasiados sueños para tan poco valor.

Condenado a vagar entre hojas secas,
acertadas pues mis antiparras.
Ni el blanco ni el negro, para más INRI, el gris.
Demasiados fracasos para no verlos venir.


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Si en algún momento entre tu vida y mi mundo se te ocurre que librar una batalla es lo más amable que podemos obrar bajo estas sábanas que ninguno gobierna, con fingido pesar rendiré mis dedos a la fisura de tu entrepierna.


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No se me alarmen los poetas timoratos ni los trovadores de lírica espesa. El cuento, salvo ciertas modificaciones de fondo, continúa intacto: el príncipe, del sexo extra-matrimonial con las calabazas quedó harto y cambió los cuentos por las revistas del corazón. Cenicienta, de aquellas, agarró la maleta, que era una cáscara de nuez y cantaba como todos, dejó las malvas, las huellas y sólo, para no dar ideas y como repelente monárquico, se llevó los zapatos.


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Desde aquí, donde no estás, te veo.
Desde aquí, donde no te quiero ver, te veo.
Desde aquí donde la eterna oscuridad se aploma
y el sensible credo de los vivos se porta grabado en mármol, te veo…más delgada pero te veo.


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Y ya estás nueva
recién del agua.
Y vuelves a mis brazos
y a mis días.
Deslumbrando los enigmas,
reanimando posos y segundas nupcias.
Y vuelves a ser tú.
Y vuelves a ser mía.
Y yo, vuelvo de ser yo.




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